262 - “Hay un trasfondo del porqué lo mataron”

1.- “Hay un transfondo del porqué lo mataron”


Tras decir que hace más de una década que un sector del Poder Judicial le viene dando cachetazos, la viuda del empresario pesquero asesinado sostuvo que su muerte benefició a muchos y que a Raúl “Cacho” Espinosa lo “estaban sentenciando” mucho antes del homicidio.



Lorena Gabarrús. “Me dijo que cuide a los chicos y me cuide”, sostuvo.

Lorena Gabarrús, testigo presencial del crimen cuando tenía cinco meses de gestación, su madre y la primera mujer del empresario pesquero asesinado el 30 de enero del 2003 son las esenciales protagonistas del juicio que se efectúa por el homicidio de Raúl “Cacho” Espinosa desarrollado ayer en Puerto Madryn.

Los hechos salientes fueron la ratificación en la declaración de la pareja de Espinosa, quien afirmó que “hace doce años que siento que un sector del Poder Judicial me viene dando cachetazos”. La frase se enmarcó en un pormenorizado relato de lo sucedido en la escena del crimen, así como en los días previos donde describió una “enemistad” que los empresarios Álvarez Castellano tenían para con la víctima, situación que “acá va a correr mucha agua. Ahora los que no pudieron tener un beneficio económico ahora no saben nada”.

Leonilda Goñi, madre de Gabarrús, incorporó un elemento desconocido hasta la fecha y que es la supuesta presencia de Ademar Araujo en los minutos posteriores a que el sicario le disparase en el pecho a Espinosa. “El DNI decía Héctor Ojeda pero la foto era de Araujo”, dijo la mujer, a quien sindicó como una persona que en la noche del 30 de enero del 2003 se encontraba a metros del empresario. En ese sentido aseguró que el hombre había llamado pidiendo una ambulancia, además de solicitar “tranquilidad” a los familiares y curiosos que se habían acercado.

Los defensores avanzaron sobre las expresiones y los datos que la mujer incorporaba al debate y que nunca hizo mención durante todo el proceso de la instrucción.

La jornada concluyó con la declaración de la primera mujer de la víctima, Alicia Martínez, que reconoció las diferencias que existían con Espinosa y la ausencia de todo vínculo al momento de producirse el crimen.

“Con las manos decía no”

Lorena Gabarrús afirmó que el asesino era “una persona más alta que Cacho, aproximadamente 1.90 cm, y me llamó la atención el estrabismo en un ojo y la falta de piezas dentarias” agregando: “desde que viene corriendo con el arma lo tengo de frente. Es imposible no mirarle la cara”.

Tras narrar el recorrido en el automóvil hasta las puertas de acceso al domicilio de sus padres, donde estaban parando desde hacía un mes, Lorena Gabarrús sostuvo que “nos bajamos los dos a la vez, estaban las dos hojas del portón abiertas hacia adentro. Cacho me dice que la dejara que la corría con el pie así yo no hacía fuerza. Cuando volvemos hacia la cola del auto, él se mete por detrás de la puerta para levantarla (a la otra hoja) y a medida que va cerrando despacio…yo camino hacia el medio y escucho “Che, Cacho”.

De frente y en diagonal viene una persona con el arma levantada. Yo empecé a caminar hacia la vereda y con las manos le decía que no, mientras Cacho se quedó agachado y cerrando el portón.

Yo me pongo delante de Cacho. Esta persona mete el cuerpo, pasa el brazo, le apoya el arma sobre el pecho y le dispara” recordó agregando que el victimario intentó rematar a Espinosa, pero el segundo disparo no salió del arma, tras lo cual la víctima logró recomponerse e iniciar un forcejeo que permitió llevar al sicario hacia la calle donde el empresario pesquero cayó abruptamente al piso.

Recordó que el asesino salió corriendo en dirección a la calle 25 de Mayo abandonando la escena del crimen. “Yo lo asusté a él (Cacho) con los gritos y lo paralicé. Yo corrí a meterme en el medio, sólo me salía decir no, no, no”, manifestó Gabarrús.

También recordó que en los días previos sucedieron diferentes hechos que le llamaron la atención como la presencia de personas que querían hablar con él y alertarlo de “algo grave”, además de narrar que la noche previa al homicidio “me dijo que cuide a los chicos y que me cuide”. 

“Acá hay otro trasfondo de por qué mataron a Cacho porque nadie se levanta y dice vamos a matarlo”, dijo la testigo, acotando que a Espinosa “lo estaban sentenciando antes que ocurriera el homicidio”.

Uno de los ejes fue la incorporación de la billetera que quedó atrapada debajo del tobillo de la víctima y que, a posteriori, se determinó que pertenecía a Ojeda al contener un DNI, tarjetas de crédito y unos 300 pesos.

La testigo reconoció la billetera y el DNI como la observada esa noche y que se abrió sobre el cuerpo de Espinosa, cuando Gabarrús les expresaba a los presentes que la misma no pertenecía a su pareja. Junto a ello, se le exhibió la foto del documento y la testigo aseguró que “el hombre de la billetera no se corresponde con la persona que disparó”.

“La foto era de Araujo”

Por su parte, Leonilda Goñi, madre de Lorena Gabarrús, colocó al imputado Ademar Araujo en el lugar del crimen. Recordó que mientras Espinosa agonizaba, ella vio a un hombre que “estaba debajo de un árbol, con un celular”. Esta persona decía que “nos quedemos tranquilos porque ya había llamado al hospital”, aunque lanzó que al observarlo en el primer juicio puede afirmar que los rasgos físicos del hombre coinciden con la fisonomía de Ademar Araujo.

Una situación similar sucedió con José Domingo Segundo a quien colocó en los días previos ubicado en la esquina de 25 de Mayo y Lewis Jones aunque las preguntas de la defensa la llevaron a reconocer que nunca pudo observarle la cara y que sus declaraciones en la faz instructoria difieren de la estatura del acusado.

En sus palabras colocó en la escena a Juan Manuel Antín, vecino de la familia, asegurando que aquel mencionaba que había visto a una persona integrante de la barra del Deportivo Madryn en el lugar en las horas previas. En ese sentido, mencionó el apellido Segundo, además de aclarar que vehículos que habían salido del lugar pertenecerían a personas que se alojaban en el hotel de su abuelo.

Con posterioridad declaró la ex mujer de Espinosa y querellante en la causa, Alicia Martínez, quien reconoció que al momento del hecho no estaba distanciada de la víctima.



Fecha: 02/04/2015 02:00 a.m.
Fuente: Diario Jornada

http://www.diariojornada.com.ar/123560/policiales/Hay_un_transfondo_del_porque_lo_mataron

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